DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

lunes, 31 de diciembre de 2012

Entre pitos y gritos..¡Feliz año nuevo!

Otro año acaba. En teoría un año negro negrísimo, para olvidar: que si crisis, paro, guerras, corrupción, estafas....Sí, cosas muy malas, pero para recordárnoslas están los telediarios. Yo prefiero resaltar lo bueno, que siempre hay algo, por ejemplo el mundo no se ha acabado, como algunos pronosticaban, algo es algo ¿no?.

Como este es un "contenedor rudimentario de desfogues personal", pues me centro en lo mío, que cada cual piense sobre todo en lo positivo, que es buena forma de acabar un año y mejor aún de empezar otro. 
Un día cualquiera
Algunos amigos han tenido niños, la mayoría de mis conocidos mantenemos el trabajo o hemos cambiado, alguno que estaba destinado lejos de los suyos ha regresado, he visto películas buenas, he leído libros estupendos, me he reído tanto o más que otros años, he cambiado hábitos (a mejor), he ido al concierto "un día cualquiera" de los Padel Rock en verano, he redescubierto sonidos que desde pequeño no escuchaba....podría seguir escribiendo pero tengo poco tiempo que en 6 horas tengo una San Silvestre y quiero dejar todo preparado para la juerga de la noche. 

Me quedo con un par de cosas personales: Empecé 2012 sabiendo que me iba al paro en breve y encima lesionado, dos meses después tenía un buen empleo, en el que he conocido a gente estupenda y un poco más tarde, sin comerlo ni beberlo, acabé mi primer maratón, La Coruña42, "contra viento y marea" (para mi el 2012 ha sido el año del maratón). También hice mi primer acuatlón, después del que tuve más agujetas de reírme que de correr o nadar, me he aficionado a correr por el monte, ....En fin, que sí, que como siempre digo, la vida sigue siendo bella

Ahora a empezar el 2013 con buen pie, con mucho ánimo, objetivos nuevos de los que ya hablaré y con ganas de seguir adelante: 365 días por delante, "mucho camino por andar" ¿no?

Pues eso, que feliz 2013 a todos, que entre "gritos y pitos", como dice la canción de Mecano, los españolitos hagamos por fin algo a la vez. Que sigamos adelante, que tiremos del carro, que trabajemos duro, disfrutemos mucho, no se lesione nadie y esta noche "si bebemos no conduzcamos", brindemos todos, como dice otra canción, con una copa de bondad y cordialidad. 

Recordemos que nadie es un fracasado si tiene amigos, que decía mi ídolo George Bayley,  el de "Qué bello es vivir", y por supuesto, aquí hay uno para todos los que esto lean. 


miércoles, 19 de diciembre de 2012

XXVII Vuelta a la Ría. Sereno en el peligro.


Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro, y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza….(Cartilla de la Guardia Civil, por el Duque de Ahumada)

Pues nada, que los años pasan (y en ocasiones pesan) y este domingo se celebró la 27ª edición del Memorial Adolfo Ros, Medio Maratón Vuelta a la Ría. La tercera en la que participo. 

Este año tocaba la salida y llegada en el ayuntamiento de Neda, famoso por su pan y sobre todo por las “minivueltas a la Ría” que hacemos todos los jueves de verano un nutrido grupo de corredores de la comarca.  
La semana anterior fue climatológicamente, terrorífica, un frío que pelaba, vientos huracanados, lluvias torrenciales, granizadas, alertas de todos los colores….vamos, parecía que los Mayas tenían razón y el fin del mundo (mundial) se acercaba. Por si fuera poco lo gris de los días y lo negro negrísimo de las noches, las cadenas de televisión, en un alarde originalidad, solo programaban (aparte de los consabidos programas de cotilleos/gritos/alaridos/insultos y series de crímenes todas exactamente iguales) películas apocalípticas: Que si Armaggedon, el Núcleo, el Fin de los Días, el Día Después de Mañana…..y así una larga lista, vamos, ¡para dar ánimos!


Pero bueno, si el mundo se acaba (y encima en viernes y el día antes de que me toque el gordo, tiene narices la cosa) había que aprovechar los días restantes y, a pesar de la escasez de entrenamientos de estos meses, ¿qué mejor manera que participando en LA CARRERA, con mayúsculas?

El día previo ya fue de inmersión en el ambiente de la Adolfo Ros,  me pasé toda la mañana en la tienda DÉCIMAS de Ferrol, donde se entregaban los dorsales, charlando y saludando a los muchísimos corredores conocidos que allí fueron, jeje, parecía el jefe de protocolo de un acto ceremonial, ¡hasta fotos nos hacíamos recogiendo el dorsal!. Diego me va a tener que poner en nómina, los clientes ya me piden a mi que les atienda.
A pesar de ser una carrera en la que iba solo con la intención de terminarla sin sufrir mucho,  me puse lo suficientemente nerviosos (¡qué caray, no dejaban de ser 21 km corriendo por un tobogán de asfalto en paños menores con un tiempo malísimo!) para no dormir bien y acudir a Neda con unas ojeras considerables. Algún amiguete quería sustituir el “cabañés” de mi dorsal por “resacoso” pero esta vez no era cierto.

La cantidad de gente que llegó algo tarde a por el dorsal motivó que el padre del homenajeado diese el disparo de salida con unos 20 minutos de retraso, lo que supuso unos 20 minutos de espera bajo la lluvia, pero bueno, todo fueron saludos, risas, fotos, las acostumbradas anécdotas…en fin, esos momentos que le dan parte de su encanto a participar en carreras. Sonó el PUM y allá fuimos, a rodear la Ría de nuevo.


Esta vez no corrí con mis amigos acostumbrados, ya que la mayoría eran ambiciosos con sus marcas, lo que ocurre es que en estas zonas conozco al 70% de los participantes, jeje, así que me uní a algún otro cuarentón poco entrenado pero aún así, los primeros 5 km (hasta el puente  de las Pías) fueron mucho más rápidos de lo que me esperaba. Y como ese puente me da canguelo porque como se ponga a soplar el amigo Eolo no hay quien lo cruce, pues ahí aceleramos. Total, que en el km 10 llevaba un ritmo (y lo que es mejor, una frescura) nada conforme a mi nivel de entrenamiento ni a mi peso, estaba alucinado.  

Como suele ocurrir, en las carreras se hacen grupitos. De hecho hasta el km 16 fuimos  juntos 4 o 5 corredores que íbamos contándonos cosas y animándonos, además en esta ocasión coincidimos de vez en cuando con los participantes en silla de ruedas. Nos adelantaban en las cuestas abajo bromeando, se nos cruzaban en llano, les dejábamos atrás en las cuestas arriba…una gozada compartir carrera con gente así, con ese espíritu de superación y esa alegría. La verdad es que son un ejemplo y a veces me daban ganas de aplaudirles. 

Más variedad le dio al grupo que integrábamos la presencia casi constante, entre el km 7 y el 14, del todo terreno de la Guardia Civil que apoyaba a la organización y supongo que estaría para controlar el tráfico a mitad de carrera y seguir especialmente a los participantes en silla de ruedas. El caso es que como íbamos pegados, nos pasamos la carrera charlando con los beneméritos en cuestión. Que si “vamos a acelerar y así no podéis seguirnos” que si “como vayáis más rápido os vamos a multar” en fin, una coña marinera. Hasta de libros hablamos, uno de ellos “la marca del meridiano” de Lorenzo Silva, sobre una investigación por parte de la Guardia Civil.


En el km 15 la escolta policial nos abandonó. Una hora 15 llevábamos corriendo bajo la lluvia y sobre los charcos y ya notaba el cansancio, pero iba bien. Uno de los del grupito dijo que aceleraba, que gracias a nosotros había mantenido un buen ritmo yendo fresco y que se iba a arriesgar a bajar de 1.35 así que le dio caña. Al pasar el avituallamiento del km 15 el cansancio se multiplicó por 100, era de justicia, sin entrenar no se puede lograr buen resultado. ME fundí del todo en el km 16, estaba totalmente vacío, sin fuerzas, no fue una pájara como en Villgarcía, fue simplemente que no tengo fondo. Empezó a adelantarme gente y decidí “tirar para adelante” al trote, sin perder la sonrisa, ya que estaba en una fiesta mientras otros estaban en casa aburridos dlante d ela tv, por ejemplo. Allá fui, hacia Neda, sin dejar de saludar, chocar manos, decir chorradas y, ya que no iba a llegar bien a meta, por lo menos disfrutar.

Y a fe que lo hice, lo pasé como un enano aunque reconozco que me picó un poco la envidia al ver a mis amigos triunfadores, sobre todo Diego, Pedro y los corredores populares de la Armada, que hicieron unos tiempazos increíbles. Por otro lado, revisando la clasificación, tiene narices que entre los 30 primeros (de 700) haya varios de mis conocidos. Es un incentivo para volver a entrenar (o para codearme con gente más lenta, jejeje).

Prueba superada, “benemérita carrera”, risas a tutiplén y el lunes, creo que por primera vez tras una carrera, ni rastro de agujetas.


Se acaba el año (y esperemos que no el mundo) y me quedan dos o tres carreras de aquí a 2013. Ya contaré (espero…)

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Arriba excursionistas (el día de la marmota)


¡Arriba, excursionistas!¡Hoy es el día de la marmota! ¡Preparaos, porque hace frío! ¡Mucho frío!¿Dónde creíais que estábais, ¿en Florida?...

Esta frase a todo volumen, seguida de la fantástica canción de Sonny  y Cher "I got you babe", despertaba al pobre Bill Murray cada vez que se repetía el día de la marmota, "The groungdhog day"(el día de la marmota)  en la película homónima, titulada en España "Atrapado en el tiempo". 

En la peli en cuestión el día se repetía hasta que salía perfecto. Cuando la veo pienso ¿qué haría yo si eso me pasase y lo supiese? abrazaría gente; aprendería idiomas; bajaría a Cartagena y volvería a besarla, aunque ahora esté casada y con hijos, es más, besaría a todas las que quiero; abrazaría a las limpiadoras, a todos los que sonrieran; me liaría contigo y contigo también; escribiría un poema;   gritaría lo bella que es la vida...que me tomasen por loco, me daría igual. 


Me confesaría, haría el Camino de Santiago disfrazado de Espinete y quizá atracaría un banco;  me pasaría un día entero viendo "Qué bellos es vivir" y "cantando bajo la lluvia", robaría un barco a vela y navegaría, me daría igual volcar varias veces. Le preguntaría a muchos y muchas el por qué de esa cara triste;  le pediría matrimonio a todas. Escribiría verdades como templos en las paredes y en la arena de la playa, cantaría a grito pelado en la Plaza del Obradoiro...Mil cosas haría. Correría desnudo bajo la lluvia, correría un maratón, ¡no! correría más, correría hasta morirme ¡total volverá a sonar la canción y me despertaré! entonces podría volver a correr, o nadar hasta alta mar, hasta que me hundiese o me comiese un pez grande. Intentaría que se reconciliasen quienes yo me sé....viviría muchas cosas. 

¿A qué vienen estas locuras? pues a que el domingo pasado participé en la Carrera de Montaña "CERRO DE LA MARMOTA", como ya había anunciado, carrera en beneficio de la Asociación Pablo Ugarte, contra el cáncer infantil.  En la película el famoso día de la marmota es el dos de febrero, da igual, aquí fue el dos de diciembre. Como necesitaba unos días de desconexión, aproveché unos "moscosos" para viajar 600 km en tren y visitar a amigos y familiares que quiero y participar en esta carrera. Y efectivamente, como decía el locutor,  había que prepararse porque hacía frío, mucho frío...

No paro de repetir que estos meses entreno poco y mal, pero aún así participo en carreras solidarias o benéficas. Ya no me agobian las marcas (aunque me está apeteciendo mejorar otra vez, para qué engañarnos). Un amigo me llamó loco cuando le dije que iba a correr un trail de 25 km, con una temperatura de entre 0 y 5 grados, en un sitio que no conozco. Pero allá fui. El sábado me acosté a la 1.30, después de una rica, abundante y nada apropiada cena, media botella de vino, dos gin tonics y muchas risas. 6 horas después me despertaba hecho polvo, claro, en mi dorsal debería poner "resaca". Tras la ducha nada reparadora me puse la ropa de correr, me recogió mi amigo José D. y allá fuimos, a sufrir. ¡Qué frío hacía! y ¡qué buen ambiente había!. 

(Varios arroyos tuvimos que atravesar)
Me parecía raro no pararme a saludar gente cada dos por tres mientras calentábamos, pero sigo siendo yo y cuando nos colocaos en la zona de salida vino una chica a preguntarme si yo era Miguel, el primo de blablabla, y a desearme mucha suerte, por si fuera poco en plena carrera adelanté a otro primo mío que participaba en la marcha andando. Mi amigo alucinaba, ¡hasta en la Sierra saludo gente!.

En este acto benéfico había el trail de 25 km, una carrera de 11 y una marcha larga. Los primeros 8 km eran casi llanos o cuesta abajo, y Jose iba fresco como una lechuga, me pegué a él y corrimos a un ritmo medio de 4.15 minutos el km, excesivo para mí aunque me encontraba bien, así que decidí dejarle escapar y dosificar. Yo quería hacer kilómetros y cuestas,sin pretensiones de marca, para ganar fondo de cara a la Vuelta a la Ría de Ferrol. Tenía miedo tras la pájara de Villagarcía, pero los km pasaban y me notaba más  o menos bien, sería por ir al ritmo debido.

Llamadme "provinciano" si queréis, pero acostumbrado como estoy a correr en Galicia (algo inigualable) me parecía raro correr en un sitio tan distinto. Poquísimos árboles  en medio de un monte no es algo "normal" para mi. Pero el paisaje era precioso, y como iba "despaciño" disfruté las vistas en todo momento. El amplísimo horizonte era roto por un lado por las montañas nevadas y por otro por las 4 altísimas torres de Madrid. No paraba de mirar hacia todos lados.  

Si bien no caminé en casi ningún tramo, en los avituallamientos sí que me paré largo y tendido, charlaba, comentaba la carrera, estiraba un poco, y vuelta a empezar. La verdad es que disfruté como un enano y me daba igual no conocer a nadie, los corredores charlamos como si fuésemos todos del mismo grupo. El caso es que a las dos horas y pico ya estaba otra vez en Colmenar, los últimos 3 km eran recorrido "urbano" con una inesperada cuesta que desafiaba la ley de la gravedad (jeje, exagerar un poco no es malo) y al llegar a la línea de meta ya estaba mi amigo José esperándome (un cuarto de hora me sacó el tío).

Me dio pena no quedarme a disfrutar del ambiente "postcarrera" y sobre todo saludar a la nueva super corredora que participaba en su primera carrera (la de 11 km), que hizo en muy buen tiempo, pero estaba en casa ajena y tenía comida familiar. En fin,  otra prueba superada, una (otra) maravilla disfrutada y un granito de arena, o un empujón del carro, por una buena causa, como debe ser. 

La próxima carrera ya el día 16, LA CARRERA con mayúsculas, la Vuelta a la Ría, a la que solo iré a participar. Paciencia.

Acabo por hoy, no puedo resistirme a compartir el vídeo de la canción de Cher. I got you Babe. Por cierto que no vi ni una marmota....






miércoles, 28 de noviembre de 2012

La pájara que da cuerda al mundo

Señor pájaro-que-da-cuerda, ¿has visto alguna vez la sombra de una lágrima? La sombra de las lágrimas no es una sombra cualquiera. Es muy distinta. Viene de un mundo lejano especialmente para nuestros corazones. ("Crónica del pájaro que da cuerda al mundo" de Murakami, ese que escucha jazz mientras explica de qué habla cuando habla de correr)

Yo nunca he visto la sombra de una lágrima, pero el domingo pasado me acordé de este fragmento (bueno, me acordé de que había un fragmento más o menos así) del libro mencionado arriba.  

Ubiquémonos. Creo que ya he escrito que entre el cambio de hora, el frío, la lluvia, el mucho trabajo y la vagancia, llevo unas semanas flojillas de entrenamiento. A pesar de ello, siempre logro nadar dos o tres días entre semana y correr otros tantos, de modo que los domingos suelo "cumplir" con las tiradas largas o alguna incursión en la montaña.  Por esto y porque soy como soy y no sé decir que no a nada, cuando el martes me "wassapeó" (palabro nuevo) un amigo para liarme a acompañarle a la Media Maratón de Vilagarcía no tardó ni un segundo en convencerme, es más, solo enterarme que era en beneficio de "Cáritas" me inscribí al instante. 

Total, que allá fuimos, otro domingo levantándonos a las 7 de la mañana (si es que estamos fatal, nos han echado algo en la bebida seguro, hemos perdido la cabeza) y a las 10.30 sonó el consabido "PUM" y salimos a correr, con 8 grados de temperatura, mi camiseta de tirantes del Club Ría de Ferrol y 21.097 metros por delante.  La quería hacer como un entrenamiento para LA carrera, la Vuelta a la Ría de Ferrol del 16 de diciembre.

Se trataba de tres vueltas a a un circuito de 7 km por un entorno bastante feo, portuario, en obras y con poco público, pero por lo menos era llano.  El caso es que la primera vuelta la hice bien, pero en el km 11 más o menos algo pasó, me sentí vacío, "sin pilas". No me dolía nada pero no podía correr, me sentí "desfondado" de pronto y sin ninguna motivación. Tanto bajé el ritmo que al acabe la segunda vuelta al mismo tiempo que el ganador de la prueba acababa su tercera y ganaba la carrera.  Me paré. Fue la primera vez que decidí retirarme, no me apetecía seguir. Pero como siempre hay gente buena por ahí suelta, cuando ya estaba agachándome para pasar por debajo de las cintas de separación sentí una palmada en la espalda y escuché, "vamos cabañés, síguenos que solo queda una vuelta" era un corredor que estaba haciendo de "liebre" (creo) a dos miembros del Club de Atletismo de Sada. Así que me pegué a ellos y les seguí hasta el km 18. Ahí me quedé rezagad pero, como ya quedaba poco, me enganché a otros tres y llegamos juntos, charlando y encantados.  Otra prueba superada, con mi peor marca en media (1.46) y la satisfacción de vencer la tentación de retirarme (si bien con ayuda extra, pero bueno).

Me pasé esa tarde entera chafado en el sofá, viendo películas y bebiendo aquarius, con décimas de fiebre.  Se trató de una pájara con todas las letras, nunca me había pasado y si se repite acudiré al médico, que esto se hace por salud. 

¿Y por qué me acordé del fragmento del inicio de esta entrada? porque hubo un momento  raro durante la poca distancia que corrí solo al final, sobre el km 18  iba cavilando por qué coño estaba yo ahí sufriendo sino me jugaba nada cuando pasé pegado a una gaviota que picoteaba algo en el suelo, se asustó y extendió las alas y vi su sombra delante de mi y en ese  justo momento me crucé con una corredora que iba mucho más perjudicada que yo, con lágrimas en la cara.  Me dejó impactado, se veía que lo estaba pasado fatal. Entre la pájara, el pájaro, las lágrimas, y el "momento de qué hablo cuando hablo de correr" que estaba montando en mi cabeza, me acordé del libro del pájaro que da cuerda al mundo. Yo creo que la pájara me afectó a las neuronas, jeje. 


En fin, otra experiencia más. esta semana poco trote, a recuperar fuerzas y el domingo, aprovechando que voy unos días a Madrid a gastar "moscosos", participaré, con calma eso sí, en el trail solidario del Cerro de la Marmota, a "empujar el carro" un poquito en favor de los niños enfermos. 

Se acercan además las navidades, época en la que el hombre nostálgico que soy se vuelve casi melancólico, así que a ver si por lo menos cambia el tiempo y el cielo azul me anima y hace que no me olvide que, a pesar de todo, la vida sigue siendo bella y queda mucho camino por andar. 

martes, 20 de noviembre de 2012

¿Cómo estás ustedes...?

...¡Bieeeeennnnn!!!

¿Quién no ha gritado esto? ¿quién no ha hecho el gesto de tocar la bocina del "auto nuevo"? ¿quién no ha felicitado a alguien con el mítico "Feliz, feliz en tu día...." de los payasos que por cierto le da mil vueltas a cualquier otra canción de cumpleaños? ¿quién no ha tarareado "chinita de amol" cuando cena en un chino? a ver, ¿quién? que tire la primera piedra.  

Pues eso, que se ha muerto Miliki. Soy tan vejete que me acuerdo cuando murió el payaso de la tele Fofó, y como encima ya sabéis todos que soy el hombre nostálgico, la verdad es que me dio bastante pena la noticia de  su hermano Miliki. Claro que no fui el único, el día de su muerte, la duda importantísima que nos corroía a mi y mis amigos no era ni la prima de riesgo, ni los desahucios, ni la independencia de Cataluña..¡ni siquiera las carreras, las series y los ritmos! no, el tema principal de discusión era si la gallina que ha puesto un huevo, ha puesto dos y a puesto tres se llamaba "Turuleta" o Turuleca".....los hay que aún siguen discutiendo. 

En fin. Como la vida sigue, después de escuchar en la radio la noticia,  como era domingo "día de la tirada larga" para coger fondo de cara a la Media Maratón Vuelta a la Ría de Ferrol, Memorial Adolfo Ros del próximo 16 de diciembre, y además ¡por fin! había dejado de llover (el sábado no paró ni un solo segundo de caer agua), a la hora exacta estábamos en el pinar deseando empezar a correr y dar las tres vueltas de rigor "y un poquito más" al circuito pinar/paseo/playa de 5 km de Cabañas. 

El pinar estaba lleno de corredores bien entrenados...y además estábamos nosotros, jaja. Uno vago (yo) otros recién salidos de lesiones y otro que recupera el hábito de correr después de muchos meses dedicado al deporte anaeróbico. Empezamos despacito y entre charlas, pisotear las hojas secas, (desde que gracias a la técnica oigo su crujido no paro de pisarlas), saludar a los que nos adelantaban o se cruzaban con nosotros y saltar charcos, se nos pasó la hora y 20 minutos e hicimos unos entretenidos 17 km, que no está nada mal para un rodaje dominguero. ¡Nos quedamos encantados!.

Mi idea era hacer el domingo que viene otra tirada tranquila de 20 km (las cuatro vueltas), pero como estamos fatal de la cabeza, hoy me ha llamado un amigo para ver si le acompañaba a la media maratón de Villagarcía ese mismo día y como se trata de una carrera solidaria a favor de Cáritas nada menos y además  ya se sabe, uno no sabe decir que no,  sin comerlo ni beberlo, ni haberla preparado, habrá que sufrir 21097 metros por la Ría de Arosa. ¡Que no me pase nada!. La haré como entrenamiento para la media importante, la de Ferrol, y para la carrera de montaña solidaria de Colmenar Viejo del próximo 2 de diciembre, en favor de la Asociación Pablo Ugarte (contra el cancer infantil).

Vamos, que sí, que estamos locos pero no están mal las locuras sanas y que además son por buenas causas ¿no?. Pues eso, lo dicho, si alguien nos pregunta ¿cómo están ustedes? yo, seguro, que responderé  con un "bieeeen" a grito pelado (y que dure, que dure).

jueves, 8 de noviembre de 2012

Caldo sin unto, no está en su punto.

¡Qué frío hace estos días!

Cada mañana es un suplicio salir de la ducha (anda que casi no soy exagerado, jeje). Es lo que tiene vivir en un chaletito pensado para los veranos, que se enfrían mucho. Ayer y hoy la hierba del jardín tenía escarcha a las 8 de la mañana y encima mi super coche no tiene calefacción y tengo que conducir los 42 km que me separan del trabajo (¡esa distancia me llama!) con forro polar y guantes, algo me dice que debo renovar el medio de locomoción...

El caso es que hace un frío que pela y, además, como estamos donde estamos, llueve un día no y dos sí, y como el señor Murphy tenía razón, los dos que sí llueve son los dos que en teoría toca entrenar bien, claro, con lo cual, en la práctica, no se entrena muy bien que digamos...

Lo de salir de casa a las 8 de la mañana, acompañado de oscuridad, frío y lluvia, y regresar a las 20.00 con la misma compañía, no es muy agradable, eso de que anochezca tan pronto lo llevo fatal, y aún queda más de un mes de acortamiento de las tardes, qué rollo. A veces me parece que sean las 12 de la noche y aún son las 9. Además, y hablando ya del correteo, cuando te acostumbras a correr con compañía, sobre terreno blando casi siempre y con luz, la verdad es que este clima y oscuridad desmotivan bastante y da pereza al llegar a casa, cambiarse y salir a sufrir un poquito.

Reconozco que los tres o cuatro días que corro entre semana (el fin de semana es otro cantar) siempre mantengo el mismo debate interno: Al aparcar en casa lo primero que pienso es "creo que en vez de pantalones cortos y salir a correr me pongo un chandal calentito y me acoplo en el sofá", en cuanto me quito los zapatos mi conciencia atlética me dice "piensa lo bien que te sientes cuando llevas un ratito corriendo y lo mejor todavía después de la ducha" y al final, pensar en la sensación al volver a casa, ducharte, sentirte sano y satisfecho y sentarte a zapear calentito un rato antes de dormir como un angelote puede con la tentación.

Así que eso he hecho ayer por la tarde, me quité la corbata, me puse las medias largas de compresión, camiseta térmica (me sobró al final) cronómetro y misK-Swiss de oferta de Décimas y hala, a corretear unos 10 km bajo la lluvia, pisando charcos y papando frío. La verdad es que al final siempre coincides con algún otro corredor por lo menos un rato y se te hace más ameno.

Dicen quienes me conocen que no entienden como puedo estar siempre pensando en comer, y deben tener razón porque al pasar ayer por cerca de una casa, el olorcillo de su cocina me hizo acelerar para volver a casa, en plan Homer Simpson oliendo donuts. Cuando llegué, mientras metía papel de periódico en los tenis para que se secasen, solo podía pensar en lo bien que me sentaría un buen caldo gallego.

El caldo...no se si será el tiempo o el cambio de hora pero llevo unos días muy "morriñeiro" y echo mucho de menos a mis padres y, por supuesto el caldo gallego que ella, gallega de adopción, me hacía. Así que, para matar el gusanillo de hambre y el morriñento,  me puse manos a la obra, saqué de la despensa  lacón, costilla, chorizos, grelos de Monfero, patatas de aquí al lado, habas blancas y, por supuesto, unto gallego. Mientras hervía todo en la pota grande hice los estiramientos de rigor y, tras la ducha reconfortante,  el olorcillo ya invadía la casa y ahí quedó "deixando que fale solo dos horas" a fuego lento. Hoy (y mañana, que ya se sabe que el caldo gallego debe durar dos días) estará para chuparse los dedos.

Esta época tengo mucho trabajo algo estresante y además se acercan carreras  así que hoy habrá que correr otra horita y será más agradable, sabiendo que me espera en casa ese manjar de dioses. Mis compañeros se reirán de mis pequeños michelines, y tienen razón, algo de grasa tengo pero, ya lo dice el saber popular, yo, como el caldo, "caldo sin unto, no está en su punto".


lunes, 29 de octubre de 2012

¡Ultreya! y a todo felispín.

Hay que ver como pasan los años, el pasado domingo participé por tercera vez en la Carrera Popular Pedestre de Santiago de Compostela, carrera que ya va por su 35 edición, que no es poco. Parece que fue ayer cuando me puse los tenis de correr por primera vez y ya estamos "tripitiendo" carreras...

Como últimamente salgo tarde del trabajo (y que dure, el trabajo, claro, lo de salir tarde ya es otro cantar), oscurece pronto,  mi entrenador putativo me ha dejado solo ante el peligro y aquellos con quienes solía entrenar últimamente tienen cada uno su horario, estoy corriendo de un modo raro. Vamos, que no entreno pensando en una carrera en particular, ni hago series ni nada,  así que no mejoro en mis carreras, y sin embargo de una vez estoy acostumbrándome a correr solo y ¡por fin! acabo todos los días más rápido que al principio, la famosa regla del "de menos a mas" que se supone que es básica y yo nunca seguí. Traducción de todo esto: que empiezo a correr a "trote cochinero" y al cabo de un rato me olvido de dolores y cansancios, incremento el ritmo, cambio sin darme cuenta la técnica de carrera y acabo el último tercio del entreno en cuestión a, como decimos en Ferrol "todo felispín" osea, a toda velocidad.  

Resultado, que, si bien en ocasiones corro menos km que antes, la sensación al acabar es mucho más positiva, y como me quedo tan contento y la sonrisa se me ensancha, aplico lo mismo a las carreras, intento salir lento, o, sino puedo, reservar fuerzas a mitad de carrera,  para poder hacer los últimos km rápido y tener esa sensación tan estupenda al cruzar la meta adelantando a muchos. Ahora solo me queda tener más fondo para que esa reserva de energías al principio sea un poco menos exagerada, en breve mejoraré tiempos, estoy segurísimo, pero lo mejor es que cada vez disfruto más corriendo, incluso corro a veces sin cronómetro y me quedo encantado. 

(Por ahí ando yo)
Reflejo de todo lo anterior es lo que pasó en la Pedestre de este domingo. Después de una noche toledana despertándome cada hora para mirar el reloj por culpa del cambio de hora (no sabía si el móvil cambiaba la hora solo o había que cambiarla, ¡no pegué ojo!), a las 8 de la mañana salimos de Cabañas el nuevo compañero de carreras Santi, de los de "de Ferrol de toda la vida" con el que, a pesar de conocernos de vista, no cruzaba palabra hasta que empezamos a coincidir en carreras (este deporte amplía mucho mi círculo social, para que luego digan). 3 grados marcaba el termómetro, y yo allí, en el Obradoiro, haciendo cola para coger mi dorsal con camiseta de tirantes y los pelos de punta. Después del consabido trote de 15 minutos para calentar (y de paso no morirnos de frío) saludando y dando palmadas a diestro y siniestro, como acostumbro, sonó el disparo y casi cuatro mil corredores salimos disparados (valga la redundancia) dispuestos a sufrir pisoteando la capital gallega durante 12 km dirigiéndonos a LA META. 

(La META del Camino)
Y pongo meta con mayúsculas porque creo que ninguna carrera tiene una meta más apropiada que ésta, ni en un estadio, ni en Atenas, ni nada, LA META de todo caminante es, lógicamente, el final del camino, y EL CAMINO, también con mayúsculas, es el de Santiago, así que está clarísimo que la carrera debe acabar en lena plaza del Obradoiro, frente a la fachada barroca que protege el Pórtico de la Gloria. Todas las carreras tienen algo especial, pero en ésta hay algo hasta milagroso, diría yo. Por muy lento que seas, muy lesionado que estés o muy maltrecho que te deje la maldita cuesta de Vite (quien la conozca sabe de qué hablo) no hay nadie, y lo repito, nadie, que no haga los dos últimos km de esta carrera como si fuese una serie de mil, volando, a toda pastilla. Será que los aplausos de miles de personas en el público te empujan, o que el milenario (y resbaladizo) empedrado del centro histórico de Compostela hace que las pisadas reboten, o que los golfos de la casa de la Troya te hagan ir más rápido, o que...¡lo que sea! como ejemplo un botón, yo mismo en el km 8 agonizaba y sin embargo hice el 11 en 4.05 minutos y el doce en 3.58, ¡volando!. Acabé tan contento que me da igual que Alberto el doniñero me sacase el minuto de costumbre, y eso que hasta el km 7 iba yo por delante,  que el desgraciado de mi entrenador, supuestamente lesionado, me sacase otro minuto (mi venganza será terrible) o que haya sido un minuto más lento que el año pasado, el caso es que acabé feliz y veloz, y de eso se trataba. 

Y como siempre, sacaré la moraleja para otros aspectos de la vida. Igual que compensa tomarse las carreras con calma al principio para ir acelerando poco a poco y acabar con la impresión de ser Ussain Bolt, compensará afrontar las vicisitudes con serenidad, ir avanzando con calma, cada vez más centrados hasta acabar superándolas con autoridad. Poco a poco pero progresando, cogiendo carrerilla hasta que no haya vuelta atrás ni nadie que nos detenga. 

¿Próximos retos?, variar un poco, este mes de noviembre un par de carreras cortas y rápidas, una media maratón y en diciembre, pasémonos a la montaña, que siempre es divertida aunque dura. El 2 de diciembre, ya lo comenté, II Marmotada en beneficio de la Asociación Pablo Ugarte, por correr un poco fuera de Galicia y porque, como ya expliqué en otras entradas, me gustan las carreras solidarias, por eso animo a apuntarse a todo aquel que lea este blog y quiera colaborar con una buena causa. 
¡Ultreya!

Nota para los foráneos: En Ferrol, ciudad portuaria y marinera, donde se vive con el misterio de saber si vienes o vas, existe la expresión "a todo felispín", que significa "a toda marcha", fruto de la acomodación a la fonética local de la expresión inglesa "a full speed" propia de la navegación. En Ferrol, como veis, aparte de tener la mejor carrera nocturna del mundo conocido, somos únicos, por eso dormimos en "camas rebatibles" en vez de plegables y corremos con "tenis" en vez de con zapatillas.


martes, 16 de octubre de 2012

Unas castañas asadas, un grano de arena y muchos carros que empujar


Ya estamos en la mitad de octubre, mes que por aquí se caracteriza, además de por empezar el frío, las lluvias y  los días cortos, el olor a castañas asadas y el crujir de las hojas al ser pisadas, por ser un mes plagado de carreras, en el que es dificil elegir cuál correr, de entre las muchas que coinciden. Ante la duda, yo me decanto por las carreras que tienen un fin solidario o benéfico, carreras que por fortuna cada vez proliferan más. Ya comenté que el día 30 de septiembre participé  (junto con otros 400 corredores) en la II Carrera Solidaria Décimas- Narón, y que esta fue un éxito, lográndose recaudar un pellizquito que no viene nada mal a la ONG LENA, para financiar su labor con los niños más desfavorecidos de Sudamérica. Pues bien, este fin de semana tocaba otro diez mil solidario, esta vez en la cercana localidad de Sada y en beneficio de UNICEF.
Se trataba de la II Carrera del Agua- Sada  organizada por el Club de Atletismo de Sada, club lleno de buena gente volcada en la promoción del atletismo, centrándose fundamentalmente en los más pequeños. La recaudación obtenida por las inscripciones de los que participamos se destinó, íntegramente, igual que en el caso de la Solidaria Décimas, a una buena causa, en este caso a Unicef. Ya había participado, ¿cómo no? en la primera edición, y después de lo "soso" que estuve en La Coruña10 de la semana anterior me moría de ganas de desquitarme aquí. Y lo hice, lo hice. 

A pesar de no haber pegado ojo la noche anterior y tener un catarrazo de los que hacen historia, allí estaba yo, a las 9 de la mañana de un domingo, recogiendo el dorsal y saludando sin parar, claro. Participábamos unos 450 corredores populares en la categoría absoluta y, si bien faltaban muchos de los habituales compañeros (las lesiones, lo apretado del calendario y las obligaciones familiares se hicieron notar) la comarca estaba bien representada por muchos de los rápidos y por alguno de los menos rápidos (como yo). Me acompañaron en esta ocasión el Ultracorredor Chedo, a quien le debo la experiencia de mi primer marathón, y Roberto, que últimamente coincide conmigo en todas. Salimos juntos y reservones, quizá demasiado, ya que perdimos bastante tiempo en los primeros km, algo que valió la pena ya que los últimos 4 km fueron los más rápidos que hice en ninguna carrera, especialmente el último. Hace mucho que no llegaba a la meta con esa sensación de volocidad. Una gozada que se convirtió en mayor al decirme el organizador que habían recaudado unos 4000 euros para UNICEF. ¿qué más se puede pedir? colaborar pasánolo bien, perfecto. 

Se ve que esta afición nos convierte en solidarios, ya que mientras yo corría en Sada, otro amigo corredor en el exilio participaba en las Palmas de Gran Canaria en la "I CARRERA SOLIDARIA PARA EL SÍNDROME DE RETT", carrera organizada por Josele, el incomparable padre de María, la niña de "Mi mundo Rett" para dar a conocer el síndrome de Rett y recaudar fondos para su tratamiento. 

Y para admirado, Mariano, el padre de Pablo Ugarte, niño que murió hace un par de años de cancer y, como mejor remediopara el duelo, decidió crear junto con su mujer Dori, la ASOCIACIÓN PABLO UGARTE (APU) que tiene entre sus objetivos colaborar en la investigación y el tratamiento del cancer infantil y apoyar a las familias cuya vida se ve afectada por enfermedades de larga duración, sobre todo por el cancer infantil. Conozco a algún pariente de los padres de Pablo, y he escuchado y leido entrevistas y declaraciones suyas, por lque cuando me enteré de que en diciembre hay una carrera solidaria a favor de esta Asociación, no dudé en intentar liar a algún amigo y rascarme el bolsillo, inscribirme y preparar todo apra ir a Colmenar esos días, a sudar, sufrir y aportar un granito de arena, para empujar otro carro.Allí estaré, en la II Carrera de Montaña Cerro de la Marmota , solo dos semanas antes de la Media Maratón de mi comparca por excelencia, el MEMORIAL ADOLFO ROS , así que la preparación para la misma, a tomar por saco, jeje, si es que me meto en unos berenjenales....

En fin, que aquí seguimos, trabajando (gracias a Dios) y corriendo bajo la lluvia, participando en iniciativas positivas como estas, para aportar granitos de arena de colaboración  sin los que no habría playas de logros y caminando, caminando, empujando carros con quien lo necesiten.



jueves, 11 de octubre de 2012

¿Que por qué corro?

"Estás muy delgado", dicen unos," tienes mala cara". "Cada dos semanas te duele algo distinto" me repiten, " correr detrás de nada es una chorrada" comentan por ahí," hace falta ser masoca para ponerte a correr bajo la lluvia si llegas del trabajo a las 9 de la noche", sentencia otro mientras me mira con cara de reproche, " este año haces peores marcas que el pasado, déjalo una temporada" aconseja un experto, "con cuarenta años deberías hacer algo con menos impacto" apostilla un sabihondo, "correr es de cobardes" dicen los graciosos con poca imaginación...y así podría seguir, recopilando lo que me dicen mis conocidos y amigos que no corren,  hasta el infinito y más allá. 

Será que estamos locos, como decía el poema famoso, nos vestimos de forma ridícula, con camisetas chillonas y medias hasta la rodilla, ¡madrugamos tanto o más el domingo que el lunes!, ahorramos comprando marcas blancas para poder permitirnos unos "tenis" de correr, planificamos vacaciones según el calendario de carreras populares. ¿Por qué?. 


¿Y tú, por qué empezaste a correr? es la primera pregunta que te hacen los corredores nuevos que conoces.  Cada uno empezó por una razón concreta, por adelgazar, por haber dejado de fumar, porque de joven corría y me apetecía volver, por una novia, porque estaba a punto de caer en una depresión, porque oposito y me relaja...hay mil razones, en definitiva. 

Los que no corren te lo preguntan "¿y tú, por qué corres?" y muchas veces no sabes qué contestar.  Cuando llevas dos o tres años corriendo, te lo preguntas tú mismo, a veces no sabes la razón, pero cuando menos te lo esperas, la vida te ofrece la respuesta. 

El sábado por la noche casi tenemos una desgracia familiar gorda. Un susto de los que te hacen pensar y replantearte muchas cosas. Por la mañana, al despertarme y enterarme casi me da "un yuyu", me tuve que tomar una tila y todo, como hasta por la tarde no podía hacer nada, y la cosa estaba estabilizada,  hice de tripas corazón y fui con los amigos corredores a La Coruña 10, sexta edición de una de las más populares carreras de Galicia.
En la furgoneta intentaba, sin conseguirlo,  ser tan coñero como siempre, pensar en la carrera, no en el hospital, pero no podía, el corazón estaba desbocado y el estómago lo tenia fatal. "No voy a poder correr" pensaba, "¿qué hago aquí en vez de estar en casa?", "soy un egoísta"...Mil pensamientos negativos se agolpaban en mi cabeciña hasta que al salir del aparcamiento subterráneo me encontré con la imagen que tanto nos gusta. 

Cientos de personas, de todas las edades, vestidos de colorines, trotando, saludándose, poniendo las típicas excusas ya antes de empezar ("solo vengo a trotar" " casi no entrené" " salgo de una lesión"...), el olor a reflex, el "¿tienes vaselina?", las apuestas, los vaciles de unos, los abrazos de otros...la cabeza cambió el chip, el trote de calentamiento hizo el resto, el corazón seguía acelerado, pero ahora por los nervios previos a la salida. 

PUM, sonó el acostumbrado disparo que, como siempre, "mató" mis nervios, vació mi cabeza de todo lo que no fuese disfrutar durante cuarenta y pocos minutos de pisotear el asfalto, adelantar conocidos y desconocidos, animar a los rápidos y a los lentos, reconocer viejos colegas, sudar, sudar y sudar, eliminar toxinas, agobios, relativizar lo malo...y llegar a la meta, más serio y lento que de costumbre, pero cruzar la meta.  El objetivo de esta carrera era eliminar agobios, aunque fuese por una hora escasa, y el objetivo se cumplió. Por la tarde en el hospital las noticias malas se convirtieron en esperanzadoras y al final todo parece que acabó bien, no viene a cuento detallar aquí el tema ni el protagonista, dejémoslo en que hay que conducir con sentidiño. Y quedémonos en el por qué corro. 

"Hoy no te ríes tanto", me repitieron un par de veces, y fue verdad,no estaba la cosa para carcajadas, pero de lo malo de ese día, como de todo lo negativo, saque algún buen propósito y alguna lección y aprendizaje, una de las conclusiones es que desde ahora, cuando me pregunten " ¿Y tú, por qué corres?", no voy ni a comerme el coco pensando la razón de esta locura ni a esforzarme en contarlo. 

Corro por momentos como el del domingo, por sonreír y conocer gente sana y buena, por superarme, por relativizar lo malo, por salud, y porque la vida tiene muchos momentos malos que hay que compensar con momentos buenos. Porque me gusta. Porque, aunque  no haya sido un día de risas, siempre hay un momento para estar así, un rato sin problemas:  


miércoles, 3 de octubre de 2012

Levántate y anda.

Hace poco, mientras esperaba que empezase una película en televisión, vi un trozo de un programa en el que se entrevistaba a un joven universitario americano que practica la lucha libre, nada, acaba de escalar el Kilimanjaro y además ha escrito un libro que se llama " sin excusas", se llama Kyle Maynard.  Hasta aquí todo normal ¿no?,  pues sí, pero hay un pequeño detalle que me llamó la atención en el rubiales yanki, Kyle casi no tiene piernas ni brazos, como lo leéis, ha nacido sin extemidades, "amputación congénita" le llaman a eso. 
Kyle explicó cómo la decisión de sus padres, cuando le tuvieron en brazos recién nacido, de enseñarle a valerse por sí mismo a pesar de sus limitaciones fue fundamental para que ahora sea un hombre feliz y afronte desafío tras desafío. He leído historias parecidas, de esas que hacen a uno avergonzarse de quejarse de determinadas cosas...

Espero conseguir en breve su libro,  de momento me quedo con su frase, "Sólo quiero enviar un mensaje a la gente; levántense y hagan algo. En lugar de quejarse de lo que nos pasó, es mejor darse cuenta de que hay una vida por vivir", dijo. Una maravilla, de esas que me encantan y no puedo resistirme a compartir.

La frase en cuestión me ha recordado una viñeta de Mafalda, y me he pasado una hora buscándola en internet para poder colgarla, en ella el inocentón Miguelito (bonito nombre) está sentado esperando "algo de la vida", y la reflexiva Mafalda piensa si no será esa actitud la que causa que las cosas vayan como van, Mafalda es intemporal...

Y hablando de levantarse, el domingo pasado 400 y pico personas nos levantamos prontito en Ferrol para participar en la II Carrera solidaria Décimas-Narón, que organizaba mi amigo Diego (entre otros) para recaudar fondos para la ONG Lena, que lleva proyectos en favor de la infancia desfavorecida. Se trataba de un 10.000 muy llano, yo creo que el 10.000 más rápido de Galicia...para los que iban rápido, claro, jeje. Yo, por mi parte hice la primera mitad muy bien, pero en el km 7 tuve un pinchazo en el gemelo derecho que arruinó mis últimos km, lo que me da igual, claro, se trataba de participar y disfrutar. Como el amigo Pedro, que suele llegar a meta de los primeros y esta vez llegó de penúltimo, compartiendo la primera carrera de su hermano y yo creo que disfrutó más que nunca.


Lo que no me dan igual es que aún hoy me duele la pierna y este domingo se celebra en Coruña una de las más afamadas pruebas populares de Galicia, La Coruña 10, carrera de la que ya hablé con motivo de mi participación en las dos ediciones anteriores. Mi plan, dado mi bajo estado de forma, es bajar de 44 minutos, no se yo....

Y para terminar por hoy, comentar mi inesperado estreno en una disciplina nueva, el acuatlón. Mis amigos triatletas de Pontedeume y Ferrol llevaban unos días insistiéndome en que les acompañase al I Acuatlón VIla de Cedeira (más que nada porque algunos iban en bicicleta y querían que les siguiese en coche, pero bueno) Como uno no sabe decir que no a nada, acabé apuntándome y allí estaba, apenas 18 horas antes de la carrera del domingo (vamos, que me merezco la mini lesión), nerviosísimo ante esos 2500 metros corriendo, mil y pico nadando y otros 2500 corriendo. Todo eran tíos mazas y chicas fibradas con pinta de campeonas, todo elmundo con su mono de triatlón, sus zapatillas con gomas en vez de cordones, gafas galácticas y con cara de saber de qué iba el asunto. Y yo con mi pantalón de correr, mis joma marathón y mis gafas rayadas de Decatlhon, temblando como un flan. Al final me dejaron un mono del Club Triatlón Ferrol y allá fui, convencido de que iba a quedar de último. 

El 2º por la izquierda, todos serios, claro.
Pero no, como decía Pedro Navajas, "la vida te da sorpresas" y así fue, los primeros 2500 metros de carrera los hice a toda pastilla, vamos, más rápido que cuando hago series, el segmento de natación me salió muy bien y no me adelantó nada más que una chica ex nadadora, y el último tramo de carrera (tras perder un par de minutos en hacer la lazada de los cordones, ante el regocijo del público) lo hice cómodo, con los pelos de punta por salir del agua y, como no, muerto de risa. 

Otra experiencia "a la saca" y otro vicio (sano) más, no  pienso perderme un acuatlón cercano. 

Ahora a cuidarme la pierna, a currar mucho y el domingo a disfrutar pisoteando la ciudad de la cascariilla. Mientras tanto, ¡todos a levantarnos y a hacer algo!, nada de esperar, como Miguelito, sino a buscar "ese algo" que queremos de la vida, que sí, que es bella.