DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

miércoles, 8 de agosto de 2012

24 quilates

Seguimos olímpicos y ahí va una bonita historia que refleja el llamado "espíritu olímpico" que expresaba el Barón de Coubertín con dos frases: Por un lado el famoso "lo importante en las Olimpiadas no es ganar sino participar" y otra variación de lo mismo, pero aplicado a la vida: "lo esencial en la vida no es vencer, sino luchar bien". 
Niños jugando en los anillos

En los Juegos Olímpicos de 1936, en Berlín, Hitler veía una oportunidad de oro para demostrar la superioridad de la llamada raza aria, llegando a prohibir a los atletas alemanes que confraternizaran con los competidores negros, aunque uno de ellos lo hizo. Jesse Owens, el estupendo atleta negro estadounidense, había fallado en sus dos primeros intentos en una ronda preliminar de salto de longitud. Si fallaba el tercero, sería descalificado. Parece ser que en esos momentos de nervios, el atleta "super ario" Carl Ludwing ("Luz Long")  le tranquilizó y le aconsejó que iniciase el salto unos centímetros antes y no se preocupase de que fuese un poco más corto, ya que lo que interesaba era pasar a la fase final. Owens así lo hizo y no sólo se clasificó para la final, sino que ganó la medalla de oro, medalla que unió a las obtenidas en 100 metros, 200 metros y 4X100. Un fenómeno. 

Dejando al margen polémicas como el hecho de que mientras en su estancia en Berlín el atleta negro se alojó en el mismo hotel que los blancos y los berlineses le pedían autógrafos por la calle mientras en los Estados Unidos (país al que dio gloria) no se le permitía siquiera viajar en la parte delantera de los autobuses y el presidente Rooselvelt ni se dignó a recibirle, traigo a colación la historia anterior por las palabras que Jesse Owens dedicó, después de las Olimpiadas, al atleta alemán:  “Podrías fundir todas mis copas y medallas y no tendrías ni una pizca de la amistad de 24 quilates que siento por Luz Long”.

Long murió durante la Segunda Guerra Mundial. Se le concedió póstumamente la Medalla Pierre de Coubertin, concedida al espíritu deportivo en honor del fundador de las Olimpiadas modernas.

Bonito, ¿no?. Ya se sabe que hoy en día los Juegos están rodeados de intereses comerciales, hay elementos oscuros, dopajes, trampas, "amaños" para disputar la semifinal contra un equipo u otro...cosas que empañan lo modélicos que deberían ser estos Juegos, pero como siempre digo, por cada cosa mala hay mil buenas que lo compensan

Y eso ha ocurrido estos días. La actuación española en los Juegos de Londres no es lo brillante que cabía esperar, cuando ya todo eran chistes sobre "ir a robar cobre en vez de por medallas" y otras gracietas por el estilo, llegan dos gallegos y dan una lección de esfuerzo, limpieza y superación que nos dejan encantados de la vida (sin desmerecer al resto de deportistas españoles, por supuesto).  Por un lado David Cal nos ofrece una remontada espectacular en la final de 1000 metros, convirtiéndose en el atleta español con más medallas olímpicas y por otro mi admirado paisano Javier Gómez Noya ayer obtuvo la medalla de plata en el triatlón olímpico más duro, batiéndose hasta el límite con los hermanos ingleses Brownlee, que aparte de estar en mejor estado de forma "jugaban en casa". 
Agotados en la meta, dándose la mano

Una gozada ver a Javi ganar a Jonathan y llegar casi al tiempo que su hermano Alistair ( o como se escriba) pero mucha más gozada es ver su humildad, su agradecimiento a quienes han confiado en él y su reconocimiento al ganador del oro "Brownlee es justo vencedor, nos hizo ponernos las pilas" o algo así dijo, impactante fue ver lo agotados que llegaron y como lo primero que hicieron fue darse la mano. Algún responsable de la Federación Española de Triatlón estará dándose cabezazos contra la pared por dudar de la capacidad de Javi por sus problemas cardiacos, ¡corazón como el de Gómez Noya no lo tiene nadie más!, es un auténtico corazón, como su medalla, de 24 quilates.

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