
Y hablando de clásicos, si hay una película navideña por excelencia, ésa es ¡QUÉ BELLO ES VIVIR!, de Frank Capra con James Stewart. Supongo que ya habré escrito sobre ella pero en estas fechas es inevitable recordarla. La gente dice que está harta de ver las reposiciones pero a mi me encanta. Puedo haberla visto 50 veces que nunca me canso y cada vez que la repaso salgo más feliz y agradecido por vivir. Además me identifico con el bueno de George Bailey (¡ y no solo por su sordera!).
George Bailey piensa en suicidarse porque todo le va mal, se siente un fracasado y no le ve sentido a la vida. ¡Hace falta estar desesperado para algo así! menos mal que el angelote Clarence le hace ver lo que sería la vida de sus conocidos si él no hubiera existido y le convence que de fracasado nada, señores, sino que es una persona fundamental para mucha gente.
Me agobia mucho el tramo de película en que sus amigos y familia no le reconocen y el pobre llora gritando ¡Quiero vivir! ¡quiero vivir!. Pero ese agobio lo compensa con creces el final de la película, cuando todo el mundo le ayuda, su familia le abraza, se da cuenta de qué es lo que verdaderamente importa y reordena sus prioridades. Una maravilla. Y lo confieso, SIEMPRE que la veo, acabo llorando un poquito.
Pues eso, señores, que muy felices fiestas a todos los que lean esto, corredores o no, que disfrutemos de las cosas realmente importantes, vamos, las cosas sencillas: la charla con los colegas, las risas tomando unas cañas, el sol, el cansancio después de hacer deporte, correr bajo el orballo o por la orilla del mar salado, tomarse un chuletón o una simple tortilla de patatas...¡mira que hay cosas buenas, coño! ¡qué bello es vivir!
Feliz nochebuena y Navidad a todos. Yo soy más de Reyes Magos, pero deseo que Papá Noel nos traiga cosas buenas a todos: salud, trabajo, (dinero no vendría mal), amor y carreras, ésas que no falten. ¡Y que nos aleje las lesiones!
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