¡Así da gusto!, menos mal que está Rafa Nadal para darnos alegrías a los que no somos culés. Es que vaya añito que llevamos, ni copa del Rey ni liga (a no ser que ocurra un milagro), estamos preparándonos para ver una victoria del BarÇa en el Bernabeu (grrrrrrrr) en fin, un desastre. Algunos dirán que por lo menos está Alonso ahí, dándole emoción a los fines de semana, pero es que a mi no me emociona. A mi lo que me gusta es ver a Nadal arrasando al contrario, qué tío, ¡Nadal for president!.
Es otra casta este rapaz, me recuerda a Miguel (bonito nombre) Induráin, que nos alegró en los 90. ¿Quién no recuerda aquellas tardes veraniegas (qué veranos tan largos) viendo el Tour o el Giro después de comer? Era un robot Miguelón, su reino no era de este mundo, jeje. Pero es que además era un tío sencillote, yo me lo imagino currando en el campo tan pancho, nada parecido a ciertos divos que campean igual de bien por los programas de cotilleos que por el Marca o por el Sport. Nadal es algo parecido, pero tan jovencillo que aún nos va a dar muuuuchas alegrías.
Ahora que dejó de llover y podré salir a dar un "rule", habrá que dejar el toque nostálgico, otro campeón bastante sencillo y doméstico (salvando las distancias, que al fin y al cabo era futbolista) era el Buitre, mi héroe de infancia, tenía yo una foto suya firmada que se me perdió en la mudanza Vigo-Cabañas, ¡que pena, penita, penaaaaa!
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