..o como Javier Gómez Noya, por ejemplo.
Es que no se puede negar que son personas admirables. Parafraseo el título de una película inglesa (quiero ser como Bekham) para mostrar mi admiración por Nadal y Gómez Noya. No hablo de la fama ni del dinero, hablo de su forma de ser.
Ya he escrito de estos dos campeones alguna vez, me da igual repetirme. Uno ya peina algunas canas (¡pocas eh!) pero no puedo evitar comportarme como un niño contento cuando estos dos rapaces ganan algo.
En una época en la que parece incentivarse la admiración por el triunfo rápido y fácil, el hedonismo y el "golfeo" al límite (léase "física o química" y tantas otras series, películas etc...) nos encontramos con dos jovenzuelos españoles que son los mejores del mundo en dos difíciles deportes. Y lo son no por casualidad, herencia genética o "enchufes" de cualquier tipo, no, lo son porque lo merecen tras años y años de lucha, esfuerzo, tesón, sacrificio y coraje. Como dice Ignacio Camacho, detrás de cada trofeo hay años de lucha en soledad contra el tiempo, el desánimo y la rutina.
Encima son campeones humildes y generosos, saben ganar y perder y por lo que sé se han ganado el respeto de los rivales y los aficionados a sus respectivas disciplinas. Las comparaciones son odiosas pero uno no puede evitar pensar en la arrogancia de otros campeones.
La crisis sigue sin desaparecer, los problemas familiares continúan sin resolverse del todo y el trabajo sigue sin llegar. Gracias a Dios que tenemos salud, vivimos en un paraíso en tierra, podemos aprovechar placeres baratos como la práctica del deporte y la compañía de verdaderos amigos y disfrutar de buenas noticias que compensen las muchas malas que ocurren todos los días.
Este fin de semana toca boda, playa y deporte, hasta el lunes los problemas se guardan en un cajón. La semana que viene espero participar y disfrutar la primera carrera nocturna "cidade de Ferrol" en pleno centro racionalista de la ciudad departamental (la Ciudad del Mar, de donde, por cierto, procede Gómez Noya), que tiene muy buena pinta, seguro que será una experiencia inolvidable correrla con todos los compañeros de "correr en Galicia". Da gusto aparcar los sinsabores los fines de semana.
En fin, desde aquí un humilde homenaje a estos dos cativos que nos dan tantas alegrías y nos sirven de ejemplo tanto en la práctica del deporte como en otros aspectos de la vida. Sin esfuerzo no hay triunfo, y si no se desalienta uno, cualquier logro es posible. Un aplauso y gracias por vuestro ejemplo.
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