Bueno, ya ha pasado una semana desde que me "atornillaron" el codo. Una semana menos para volver a correr.
Es increíble lo contento que me puse el sábado por el simple hecho de poder atarme los cordones y apretar el tubo de pasta de dientes con la mano izquierda. Hoy hasta casi puedo teclear con esa mano, así que por lo que veo, pasiño a pasiño, vamos avanzando.

Cambiando de tema, para quitarme el mono de correr, este domingo fui a hacer de público en la IV Milla urbana e la Armada Española, en la escuela de especialidades Antonio Escaño, en Ferroliño. Había participado en la edición del año pasado y me encantó el ambiente, de hecho publiqué una entrada en el blog. Así que allá fui, a reírme, gritar, animar a los compañeros y pasar una mañana de domingo estupenda (ya he propuesto a la organización que en la próxima edición incluyan el puesto de pulpo y cervezas, sería perfecto). Este deporte, y todo lo que lo rodea, no deja de alegrarme la vida.
Después, y antes de disfrutar una fantástica tarde-noche de playa y chiringuito (¡que vivan los chiringos!), como se suele decir "acudí a mi cita con las urnas". ¡Qué voy a decir!, uno es como es. No voy a meter política en el blog, pero yo estoy contento. Mucho bombo le ha dado los medios de comunicación a las acampadas de "indignados".

Como sigo sin acostumbrarme a teclear con una sola mano, y además es tarde, lo dejo por hoy. No sin antes decir, por enésima vez, ¡Qué bello es vivir!
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