(Pablo, Yaguito, Javi, y yo hace la friolera de 17 años, peregrinando)
Esta primavera, con eso de ser Año Santo Compostelano, estoy viendo muchos peregrinos pasar por delante de casa. Es cierto que el camino inglés (el que tradicionalmente seguían los peregrinos británicos, que arribaban en Ferrol para llegar a Santiago) no es tan famoso y frecuentado como el Francés, pero estos últimos meses no hay día que no vea varios grupos de peregrinos por aquí.
Siempre fui un forofo del Camino de Santiago, incluso antes de que se relanzase a partir de 1993, con el impulso del "Xacobeo" y el famoso (y hoy desaparecido) PELEGRÍN. Aparte de su significado religioso, para los que tengan fe, y cultural para todos, el camino es una experiencia que recomiendo a todos. Este año pretendo hacerlo un par de veces, una por mis padres y otra por mí, una andando y otra, si puedo, en bicicleta.
Que la vida es un camino es un tópico que no por muy repetido deja de ser verdad. Cada uno lo recorre como puede, paso a paso, cargando su propio lastre. Al recorrer un camino tomamos atajos, damos rodeos, nos equivocamos, acertamos, encontramos tramos fáciles y otros más tortuosos... caminamos por donde ya lo han hecho otros, siguiendo las señales que ellos han dejado antes que nosotros, en fin, tal cual es la vida.
El Camino de Santiago es una metáfora de la vida, hay algo que nos mueve, que nos pone en marcha, cada uno tiene un motivo que le hace empezar a andar o a pedalear (o a correr,que no falte la mención al trote). El camino es un trayecto de paso corto y vista larga.
El camino es algo especial, uno se encuentra a sí mismo, es un viaje interior. Es posible que saliendo varias personas desde un mismo punto y en un mismo momento, vean cosas muy diferentes al recorrer el camino. He leído en algún sitio que lo que cada uno encuentra en el camino sólo es consecuencia de lo que busca en él. Recorriéndolo uno aprende a estar consigo mismo, es un buen ejercicio para que cada cual se dé cuenta de sus errores y así superarlos y de sus aciertos y así potenciarlos.
Para algunos ser peregrino es devoción, para otros una moda, hay quien lo considera casi una superstición. Para mí ser peregrino significa estar dispuesto a enfrentarse con uno mismo además de con los elementos y el cansancio, no temer los cambios que el camino pueda tener en la vida futura, estar decidido a aceptar los resultados de las reflexiones que se hagan mientras se recorre el Camino.
Nadie me negará que la bendición al peregrino es preciosa," ...Dios todopoderoso, asiste a estos peregrinos que caminan a Compostela,... que de día los proteja tu sombra protectora, y de noche los alumbre tu mirada..." merece la pena recibirla, tanto para los que tenemos fe como para los que no la tienen.
No hay otro año santo hasta dentro de unos 11 años, hay que aprovechar la ocasión , además ya se sabe lo que yo digo, queda "MUCHO CAMINO POR ANDAR".
(Y en un par de días...¡a correr otra vez!)
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