CRISIS, WHAT CRISIS?...

...Que diría SUPERTRAMP.

Se pone la cosa cruda, si ya estábamos mal, todo indica que en breve vamos a parecernos a carpanta. Estos últimos meses he experimentado cómo se puede prescindir de lo superfluo (y por desgracia, de lo no superfluo, en ocasiones) y no me ha pasado nada, por lo menos de momento. Eso me lleva a preguntarme ¿por qué no ser así de ahorrador cuando se tiene trabajo y dinero? Seguramente otro gallo nos cantaría, es increíble lo que se puede ahorrar comparando precios, comprando marcas blancas, abriendo los grifos y la nevera lo indispensable, economizando electricidad...pero uno se mal acostumbra y está claro que cuando se va a comprar con los bolsillos llenos nos fijamos menos en los precios.

Ya lo dicen los sabios, ahorrar no es solo guardar, sino saber gastar. Aplicar esta máxima a la vida es un loable propósito, pero sin caer en la racanería, que también es cierto que más vale un céntimo bien empleado que uno ahorrado.

Los cráneos privilegiados (Valle Inclán dixit) que nos gobiernan (¿?) y representan (¿?) se están dando de palos en el Congreso acerca de la famosa crisis. Se nos ha anunciado una serie de medidas adoptadas deprisa y corriendo que de haberse tomado de un modo más gradual y hace ya un par de años, posiblemente habrían evitado que llegásemos a esta situación. Preparémonos para meses de manifestaciones, subidas de precios y follones varios. Sea como sea, esperemos que de algo sirva esta caída del guindo, porque algunos ya no pueden apretarse más el cinturón, qué tema más desagradable.

Cambiando de tercio, mañana tengo otra cita con la médico (que debe estar harta de mi cara y sobre todo de mi pie) a ver cómo avanza mi famosa uña. Espero que vaya bien, dolor ya no siento y me he resignado a no hacer deporte unos pocos días, como ya comenté, de todas formas a ver si me recupero ya, que echo mucho de menos correr y sobre todo estoy deseando participar en alguna carrera oficial.

El domingo se corre el II medio maratón de Coruña, 21 kilómetros y pico de trote por la ciudad de cristal, donde se dice que nadie es forastero, carrera que espero ir a ver desde la barrera, para por lo menos disfrutar del ambiente. Es curioso lo mucho que se ha quejado la afición del recorrido elegido por la organización, que si era mejor darle un par de vueltas al paseo marítimo, que si es muy llana, que si pasa por el puerto donde huele mal, que hay zonas donde no va a haber público….es que la gente es muy exigente, ¡si supiesen lo que fastidia no poder participar cuando lo estabas deseando se oirían menos quejas! Además, tener los cantones llenos de corredores y sin coches ya compensa las partes negativas del recorrido. Me voy a morir de envidia, sana, pero envidia.

En fin, ya habrá más carreras, mientras tanto, a ser felices.