DESAFÍOS...

"...sólo los que se atreven a llegar lejos, son capaces de llegar a saber lo lejos que pueden llegar..."
T.S. Elliot

viernes, 7 de mayo de 2010

SAN MIGUELIÑO





Hoy toca hacer un poco de patria (patria chica, pero patria) y es que mañana se celebra San Miguel en Pontedeume. Los Migueles somos así, celebramos el santo dos veces, el 29 de septiembre y el 8 de mayo, y como en esta comarca nos gustan las fiestas, para qué elegir un San Miguel para ir de romería, ¡vamos los dos!. Y así estamos, va a haber juerga. A Breamo se sabe cómo se sube, pero no cómo se baja...(será cosa del vino)
Aquí todo se vive con mucha pasión, las calles se nombran por sus bares (la calle del “recuncho” “la calle del Marcos”) y el año se organiza según las fiestas, no en vano se dice que en Pontedeume el verano comienza el 8 de mayo y termina el 29 de Septiembre, que son las dos fechas en las que se celebra el San Miguel de Breamo. Ya se empieza a oír una de las canciones más populares de por aquí cerca, "sólo te pido, sólo te pido... que me dejes tres días al año... San Miguel de Breamo y el Río…" (póngasele música de Manolo Escobar)

La iglesia es rarilla, tiene pocos ornamentos, más parece una fortaleza. Por eso y por su origen templario está rodeado de leyendas, claro. Parece ser que los guerreros de la Orden del Temple llegaron a pontedeume y se instalaron en lo que por aquel entonces se llamaba “BREAMOLDON”, corría el año 1187 (vamos, ayer, como quien dice).

Se cuenta que la iglesia se construyó sobre un templo celta, sea como sea, está en un paraje bastante oculto, el que va por primera vez no puede evitar pensar "¿a quién se le ocurre hacer una Iglesia aquí?", claro que si después se visita el Monasterio de Caaveiro, que está en una peña perdida en medio de un bosque inmenso, se perdona la ubicación.

Volviendo a mi San Miguel, a pesar de tener, como ya dije, muy poca decoración, un magnífico rosetón con una estrella de once puntas adorna su fachada. Este Rosetón es protagonista de una de las muchas leyendas que hacen referencia a nuestra tierra. En el año que construyeron la iglesia, el gran maestre de la Orden del Temple había sufrido una gran derrota ante las huestes de Saladino. La orden empezó su ocaso, por eso se dice que construyeron a San Miguel no como templo, sino como un simbólico testamento.

La leyenda de los guardianes del testamento cuenta que en diciembre de 1224, cerca de la Iglesia de San Miguel de Breamo, once caballeros del temple rodeaban en silencio una hoguera que les calentaba y calmaba algo de la tremenda humedad de la zona. Estaba aquí, en medio de ninguna parte, aislada, solitaria, sobria. Su humildad externa era la mascara de su tesoro oculto. Siempre fueron los canteros templarios maestros en el labrado de la piedra y artesanos del acertijo. Tenían, además de la misión de construir, la de "camuflar" en las obras de piedra que componían los secretos que debían ocultar y luego transmitir. Se decía de ellos que guardaban en sus cabezas los grandes secretos de los enormes tesoros de Tierra Santa y de los conocimientos sublimes de sus maestres.

Así que ésto guardaban aquellos once templarios. Los signos sagrados que decoraban esta aislada capilla eran el testamento de la derrotada orden, incluyendo el escondite de sus riquezas.

Se ocultaba el sol y era Nochebuena, estos monjes guerreros sólo tenían su soledad, frío, y los secretos que custodiaban en esta capilla. El frío y la humedad les amargaban tanto como su derrota, mientras se calentaban en la hoguera, observaban el Rosetón que coronaba la puerta de la iglesia. Tenía once puntas. Una por caballero. Así era desde que la construyeron. Por ella estaban allí once. Pero esa noche era distinta, los caballeros rezaban con fervor, celebrando el nacimiento del Salvador, entonces algo pasó. Algo extraño ocurría en el rosetón, sin saber bien qué, algo era diferente en esta noche navideña, en esa noche la roseta no tenía once puntas sino una más. Como si hubiese un caballero más. Y lo había. Por las estrechas y altas ventanas, que más parecen aspiles guerreras que miradores, penetraba la escasa luz de los luceros. En el centro de la humilde nave de San Miguel, un niño dormía ante el altar.

Y así permaneció toda la noche. Hasta las primeras luces del alba. En ese momento el rosetón volvió a tener once puntas y el niño desapareció, hasta la siguiente Navidad. Desde entonces, todas las noches de la Navidad, los que se aproximan a esta iglesia juran que el rosetón tiene doce puntas. Las cuentan y recuentan y siempre son doce. Hasta el Alba.

Otras leyendas más paganas conviven con esa. Se dice que la ermita es lugar de reunión de meigas o brujas, han aparecido bollos de pan cortado en la puerta que se piensa que son parte de encantamientos. Otros dicen que las brujas suben a coger una hierba que se llama codeso.


En fin, lo importante es que lleva ahí cientos de años, y los eumeses llevan décadas acudiendo allí los días de San Miguel, a reír, beber y pedir milagros. Mañana muchos vecinos, devotos o juerguistas, harán el camino de subida , que se llama Camiño do Monumento” y es todo escaleras MUY empinadas, para llegar a la antigua Iglesia de San Miguel de Breamo y una vez allí cumplir los ritos que envuelven la romería. El santo quita el mal de ojo a cambio de unos ceremoniales que los peregrinos deben cumplir a rajatabla: el primer rito es pasar por debajo de la imagen del santo, que en procesión, gira alrededor de la iglesia; el segundo, es acompañar en la procesión al santo y dar nueve vueltas a la iglesia; el último rito es besar a una pequeña figura de San Miguel y dejar una limosna para el cuidado del templo. Todo ello regado con mucho, mucho, mucho vino del país.


¡A pasarlo bien y a regalarle algo a todos Los MIGUELES!, en breve seguiremos corriendo.

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